Las hondas las carga el diablo

Pedro, el oculista, ha salido corriendo para evaluar los daños. Ha regresado en apenas unos minutos, cabizbajo y con el gesto compungido. “No hay nada qué hacer, está muerto”, ha sentenciado. Muchas personas de la comarca han roto a llorar, conscientes de que sus economías acaban de ser seriamente dañadas. Ha sido fácil consolar a la panadera, al sastre y al ganadero, pues sus productos pueden ser aún aprovechados para abastecer a los pueblos vecinos, pero a Pedro no sé muy bien qué decirle. No creo que en los alrededores encuentre muchos cíclopes miopes que precisen de su lentilla gigante.


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Bueno, pues creo que con este cuento, cierro la temporada 2009-2010 del concurso Relatos en Cadena. No porque haya quedado finalista esta semana (que no ha sido el caso), sino porque parece haber terminado ya los meses de concurso.
Estoy muy satisfecha, porque este año he conseguido colar uno de mis micros ("Años perdidos") en la final mensual y porque creo que han nacido historias chulas de las frases de inicio (esta de aquí arriba es una de las que más me gustan). Ahora tan sólo queda desear suerte a los ganadores mensuales y esperar a que llegue septiembre para volver a participar en el concurso.
¡Hasta pronto Cuentistas!