Salvo quizás, por esa casi imperceptible gota de sangre seca. Por lo demás, el diente estaba perfecto. Su madre lo había guardado en una bolsita y la había mandado a la cama con el pretexto del Ratoncito Pérez. La niña, no obstante, desconfiaba. Su abuelo dejaba todas las noches sus dientes sobre la mesilla y no recibía nada a cambio.
"Eso es porque los míos son falsos... Pero por el tuyo recibirás una moneda y podrás coleccionarla como hago yo". Este sorprendente descubrimiento hizo que aquella noche la niña deslizara su diente bajo la almohada de su abuelo. "Este es de verdad, Abuelo. Ahora podrás comenzar una nueva colección".
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No me había dado cuenta de que en todo diciembre no había publicado un solo cuento...
Sé que este texto no es gran cosa pero le tengo cariños porque es el primer microrrelato que escribí este año (allá por enero) y el causante por tanto de que haya retomado un poco el hábito de la escritura que tan abandonado tenía. Es una de las cosas que no esperaba de 2009 y que me ha sorprendido gratamente. En general ha sido un buen año, aunque ha pasado muy deprisa. Visto y no visto. Supongo que llega una edad en la que la percepción del tiempo cambia irremediablemente, así que será simplemente que me hago mayor :P
Me despido de vosotr@s hasta el año que viene no sin antes desearos una feliz entrada y salida de año (¡ojo con esas uvas!) y un próspero e inspirado 2010.
Yo en 2010 espero seguir conociendo (y conocer un poco mejor) tanto a lectores como a cuentistas, que he es una de las cosas que más ilusión me hace.
¡FELIZ AÑO NUEVO A TOD@S!
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