martes, 5 de julio de 2011

Segunda edición NMVCH: ¡Participantes! (9ª Parte)

Aquí van los siete últimos cuentos de esta segunda edición:

Giros - Claudia Canevett
Vivo entre mentiras, nunca digo la verdad y entretejo una maraña de argumentos, opiniones y anécdotas para que nadie la descubra.
Llegué a un punto donde empecé a creer mis mentiras, ahora la mentira fue verdad, así que empecé a contar más mentiras para
que la mentira que creí verdad fuese mentira de nuevo. Tiempo después me volví a creer éstas por lo que las tomé como verdad y conté más mentiras.
Ahora estoy confundido. No sé si las mentiras de las mentiras de la verdad son mentiras o en un extraño giro del universo terminaron siendo verdad.

Identidad - Adriana Gabriel
Era la noche de San Juan y lo único fresco en casa era el azul de la pantalla del ordenador. Me sumergí de cabeza pero en lugar de mi relato a medio escribir encontré una carta de amor en su correo enviado sin cerrar. No pude resistirme, con el corazón acelerado devoré esas frases apasionadas no dedicadas a mí. Sentí envidia de que pudiera querer así. Fascinada descubrí que era sensible, ingenioso, romántico, incluso un poco cursi, pero definitivamente diferente al que dormía roncando en el sillón. A medida que leía se me fue secando la garganta y empecé a sudar a mares pero la lágrima recién apareció cuando vi, al pie de la carta, que firmaba con mi nombre.

De seres imaginarios - Niamh
—Papá, dime... ¿existen los humanos?
Eso le preguntaba el duendecillo a su padre mientras caminaban ligeros, casi levitando, por el bosque justo antes del amanecer.
—No, ya te lo he dicho mil veces.
El duendecillo calló, apretando sus finos labios. Su tío había visto un humano, pero su padre zanjaba el asunto diciendo que eso eran delirios de viejo. Luego torcía el gesto y le recordaba enfadado el dogma de fe de los duendes: Todo existe, todo, menos los humanos.
Su tío le consolaba diciendo que quizás ya se habían extinguido. Pero él seguía manteniendo la esperanza, estaba convencido de que acabaría topándose con uno, y entonces su padre tendría que disculparse. El duendecillo soñaba con ese momento.

Llamada esperada - David Figueroa
En la esquina, agazapado, está José llamándola. Noelia escucha un hola cariño, dicho con normalidad. Se acerca a la ventana pero no lo mira, no lo quiere poner nervioso.
No me llames más, respeta la orden y aléjate. Cariño, no estoy cerca, estoy en Francia, trabajando para hacerte feliz. No sigas, por favor. Sé que estás con él, con ese mequetrefe. No estoy con nadie, José. Dime la verdad, zorra. Pues sí, estoy con él, él sí me respeta y me protege. Dile que salga quiero verle la cara. No lo veras, aunque si insistes, te puedes girar.
José se gira, pero no lo puede ver. El resplandor lo ciega, el estallido lo ensordece y el proyectil lo atraviesa.

El pacto - Raquel Vázquez
Tropezamos de madrugada, rompiendo la soledad que empapelaba las calles de un suburbio bastante alejado de nuestro apartamento. Su aderezado tartamudeo no contribuyó a tragarme ese paseo en coche al que le arrastró su desvelo nocturno. Sin titubeos leí yo en sus ojos la incredulidad ante la inesperada visita a una amiga que, si cayó enferma, sólo podría haberlo hecho en mi imperfecto engranaje de quimeras. Tras la hiedra de impostado silencio que trepó fugaz sobre nuestras dudas, nos besamos, sellando así la ruta del olvido que emprenderíamos de vuelta a casa.

Indignación - José M. Osteso
¡Ignorantes! ¡Catetos! ¡Palurdos! Con gente así, este mundo no tiene futuro. Estamos en la era de la información, por el amor de Dios, ¿cómo es posible que toda esta generación viva sumida en tal incultura? Míralos, ahí, ocupando en masa las calles, pero pensando cada uno únicamente en su propia felicidad. Absortos todos ante este espectáculo que no hace más que promocionar un consumo compulsivo. Pues esta vez, no pienso quedarme de brazos cruzados. No… abriré los ojos a esta turba, haré lo más lógico, acabar con este engaño global haciendo uso de mi posición. Y así, cuando todos sus ojos se posen en mi carroza, arrancaré mi barba falsa y gritaré:
- ¡Los reyes no existen, son los padres!

A la hija de un Rey - Valeri Miranda
Se necesitaban unas cuantas imágenes en su cabeza y un buen título para que sus historias cobraran vida… muchas veces sólo bastaba con tener una buena excusa.
Las personas se bañaban en el deleite de su voz y admiraban su insípida belleza, pero sus palabras inquietaban y tenían un aire venenoso que se tornaba cautivador. Su dulzura era el disfraz perfecto y sus maquinaciones se cubrían de ingenuidad y de culpas compartidas con fragancias deliciosas.
La falsedad imperaba y la adrenalina que le regalaban sus historias le alimentaban. Un rey se molestó porque eran tan buenas sus pretensiones que los reinos se postraban a escucharla y advirtiéndose protagonista de éstas, su espada preparó y por amor la cabeza le cortó.

¡Muchísimas gracias a tod@s por participar! Espero que al año que viene volváis a animaros a participar.
:)

6 comentarios:

  1. ¡Gracias, Marina!Por organizar el concurso, por todo el trabajo y por dejarnos disfrutar de estas noventa y tantas historias de mentiras, tan diferentes y tan lindas. Me encantó participar y espero, por supuesto, la próxima convocatoria. Cariños.
    P.S. ah, y por crear las hermosas estatuillas de zorros/renos mutantes

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  2. ¡¡Madre mía!! ¡Qué de cuentos! Has tenido un montón de éxito, ¿eh?
    ¡¡Muchas felicidades pequeña!! :)

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  3. Muy buenos. Gracias

    Saludos desde el aire

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  4. Aupa Acuática, soy Adriker, el mío no llegó????, se titulaba PERSUADIR ES CONVENCER y revisando el correo enviado consta como enviado????????

    La dirección a la que lo envié es nomevengasconhistorias@gmail.com el 20/5/2011 con el asunto concurso de microrelatos.

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  5. Agradecido por ese "torrente" de cuentos enviados entre ellos el mio,un abrazo desde Venezuela.Alonso

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  6. Hola, Acuática: Hoy publiqué en mi blog tu micro de la microquedada. Por si te quieres pasar a releerlo.
    Abrazos,
    PABLO GONZ

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