Cuarto de siglo

Hace veinticinco años era lunes y también llovía. En realidad no había un motivo especial para elegir esa fecha, tan sólo supuso que ese era un día tan bueno como cualquier otro para introducir la cabeza a través del grueso cordón. Para asegurarse de que su empresa llegaba a buen puerto, dio una segunda vuelta alrededor del cuello y se dejó llevar por esa fuerza que lo arrastraba al abismo. Se preguntó entonces qué habría después de la muerte. Le sorprendió gratamente descubrir que, al otro lado, lo que le aguardaba era la vida.


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Bueno, pues básicamente así es como comienza, literalmente, la historia de mi vida. Me alegra comprobar que no me ha llevado ni siquiera cien palabras contarla (se nota que voy mejorando, jeje). A partir de ahí supongo que sí que necesitaría más caracteres...
Este microcuento está especialmente dedicado a todas aquellas personas que hoy se han acordado de mí y me han alegrado el día tanto con mensajes como con llamadas. ¡Gracias a tod@s!
Y no quisiera terminar esta entrada sin agradecerle antes a mi gran amigo Jorge el regalo de cumpleaños tan bonito que me ha hecho en forma de cuento. Me ha hecho muchísima ilusión y además, me ha gustado un montón la historia. ¡Os animo a tod@s a leerla!
Ains, así da gusto cumplir años...
¡Hasta pronto, Cuentistas!