Llevo utilizando el mismo marcapáginas desde 1996, así que el pobre está muy hecho polvo. Antes tenía un cordón naranja muy bonito pero terminó por despelucharse y caerse. También se ha ido borrando la dedicatoria que tiene escrita detrás, pero me da cosa el plastificarlo. Es como si fuera a perder su esencia por hacerlo...
Pensaréis que estoy como una cabra, pero lo cierto es que tengo muchas más manías a la hora de leer/comprar un libro. Paso a enumerarlas a ver si alguien más se identifica y no me siento tan Jack Nicholson en Mejor Imposible.
- Bueno, como ya he dicho, siempre uso marcapáginas cuando leo. No me gusta nada eso de doblar esquinas y me pone muy nerviosa cuando veo gente que lo hace. Para mí es una especie de maltrato al libro.
- Por el mismo motivo, intento leer los libros sin abrirlos del todo, para que no salgan esas arrugas en los lomos, que quedan tan feas una vez regresa el libro a la estantería.
- Siempre forro mis libros. Lo llevo haciendo desde los 10 años y ya he alcanzado un grado de técnica difícilmente superable. Eso sí, siempre con forro del que no se pega, que si lo haces mal, la operación es reversible y con celo del que no estropea las cubiertas.
- Si alguien me deja un libro de tapa blanda que no está forrado, procuro llevarlo en una bolsa para que no se doblen las esquinas de las cubiertas.
- Siempre que compro un libro cojo varios antes y me llevo el que está mejor de todos.
- Nunca subrayo un libro (a menos que sea académico y de mi propiedad y siempre con lápiz). Si hay algo que me gusta, memorizo la página en la que se encuentra y lo anoto más tarde
- Siempre que leo en el transporte público me fijo antes en los libros que lee la gente de mi alrededor.
Antes leía la última frase de los libros, pero he conseguido curarme esa manía que me ha destripado unas cuantas novelas... Aunque el mismo efecto puede conseguirse simplemente leyendo las contraportadas, cosa que también, hago siempre.
¿Y vosotros? ¿Llegáis a ser tan maniáticos como yo?