domingo, 20 de noviembre de 2011

Modas: invierno 1992, otoño 2011

Muchos de vosotros sabéis que con siete años decidí que quería ser escritora, así que les pedí a mis padres por navidad una máquina de escribir. Afortunadamente me la regalaron y yo me sentí como la nueva Roald Dahl; para mí, el simple hecho de tener este aparato ya me convertía en una escritora de éxito. Por fin podría escribir libros en los que pasara lo que a mí me gustara y por tanto lo que, a mi entender, gustaba a todos los niños de mi edad.
Sin embargo, aunque me encantaba mi máquina de escribir, me desesperaba escribir en ella porque lo hacía muy despacio (tan sólo utilizaba los dedos índices). Ante esta situación, mi madre me "obligó" a escribir con todos los dedos, por lo que el verano siguiente empecé con la mecanografía y repetí tantas veces "a-s-d-f-g-espacio, ñ-l-k-j-h-espacio" que pensé que mi máquina no servía para más que para teclear esa secuencia.
Por si mi poca destreza con los dedos fuese poco, si me equivocaba en alguna palabra repetía el folio entero (siempre he sido muy perfeccionista y poco eficiente...), lo que me llevaba a abandonar cualquier historia que empezaba a las pocas líneas. Si a esto sumamos que cada día se me ocurrían veinte cuentos distintos no es de extrañar que a los pocos años renunciara a mi máquina en favor de los ordenadores. Este cambio tampoco solucionó mucho mi problema, pues las historias acudían a mí en tropel, y nunca podía seguir el ritmo plasmándolas todas a la misma velocidad en la pantalla.
Sea como fuere, que empiezo a enrollarme, hoy quería presentaros mis "herramientas de trabajo" a la hora de escribir, tanto las antiguas, como las más nuevas. He desempolvado mi Olivetti y mi última adquisición (un pequeño netbook) y los he fotografiado como a grandes modelos (he de reconocer que las fotos más profesionales son las que me ha hecho mi padre):





 

Bueno, pues con siete años, escribía a mano y en mi flamante máquina de escribir (estoy muy orgullosa de ella, por eso os la quería mostrar), que sigue funcionando a día de hoy (¡qué bonita es!):



Escribiendo en una hoja...

Cuando retomé hace un par de años la escritura, me hice con una Moleskine, que llevo siempre encima para anotar todo lo que se me ocurra que pueda desembocar en una historia. Pese a las nuevas tecnologías, me encanta escribir en papel, porque así veo la evolución del cuento. Me encanta tachar, subrayar, hacer líneas, corregir con colores... Me encanta, aunque en breve necesitaré una nueva) y si se me perdiese me daría un ataque (literalemente).

Moleskine "tuneada" (sí, considero tunning poner una pegatina)


Después de varios ordenadores y aprovechando un viaje de mi hermana a USA, este verano me decidí a comprar un pequeño y ligero netbook para escribir en cualquier sitio. No siempre lo llevo encima, pero es muy cómodo cuando quiero escribir en sitios que no sea en mi habitación (escribir al aire libre es absolutamente genial). Para mí los ordenadores son como el Photoshop de los cuentos. Escribo primero una versión en papel y luego los corrijo y los retoco en el mundo virtual. Lo malo de haberlo comprado en las Américas es que no tengo "ñ" ni tildes, aunque como ya se me da bien escribir con todos los dedos y sin tener que mirar las teclas, cambiando la configuración del teclado al español soluciono el problema (la ventaja es que me salió baratísimo y no se calienta mucho si llevo varias horas con él sobre las rodillas).



En la esquina superior izquierda tiene la pegatina que me regaló una pequeña hada


Y aquí, ambas máquinas junticas...




Por último, una reflexión. Con siete años decidí lo que quería ser de mayor, cosa que no tuve nada clara según fui creciendo. Ahora, tengo clarísimo de nuevo a lo que quiero dedicarme y me parece curioso como se cierra el círculo. Olvidamos cosas que sabemos con certeza a muy temprana edad, lo cual me da qué pensar, porque siempre tendemos a creer que la opinión de un niño es menos válida que la de un adulto...

¿Y vosotros? ¿Me enseñáis cuáles son vuestras herramientas de escritura?

7 comentarios:

  1. El papel y mi "chiquitín" que como el tuyo me acompaña casi siempre y cuando no puedo llevarlo un cuaderno de los de toda la vida en el bolso eso sí con unas tapas de estrellas que me regalaron en un cumpleaños y que me encantan...
    De pequeña también quería ser escritora y escribía a todas las horas, luego la vida me llevó por sus caminos y ahora me he reencontrado con las letras aunque nunca las dejé del todo...

    Besos desde el aire

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  2. Cuando el tiempo y el trabajo me lo permiten, me gusta dar largos paseos por la playa en absoluta soledad, y es en esos momentos cuando me surgen algunas de las mejores ideas que después trato de plasmar en forma de microcuentos. Antes de disponer de mi grabadora digital —que adquirí para traducir, no para «crear»— hacía lo imposible por recordar los detalles de la historia que iba creciendo a cada paso, pero no era fácil. Desde que me regalé este juguetito no se me escapa ni una imagen, ni un giro, ni un personaje de los que después, ya en casa, pasan al ordenador.

    http://www.olympus.es/consumer/2581_digital_recorder_vn-5500_19882.htm

    Eso sí, cuando me cruzo con alguien —pocas veces, la verdad, porque la playa es inmensa y los paseantes mañaneros muy pocos— noto que me miran como diciendo «está loco el tío este».

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  3. Yo empecé con la Olivetti verde de mi madre (data del año 70 o así) y también me pasaba como a ti: quería ser escritora de cuentos y periodista como Lois Lane. Qué claro lo tenía entonces...
    Luego la película se fue difuminando hasta que hace pocos años volví a encarrilarme. Y ya ves, quién me lo iba a decir...
    Ahora escribo con mi Fujitsu Siemens (que tiene 6 años y está deseando jubilarse el pobre de lo que se calienta) y mi chiquitín que llevo a todos los lados siempre que puedo, sobre todo cuando viajo.
    Me encantan tus fotos. A ver si me animo y hago yo lo propio.
    Besitos.

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  4. Marina, la de arriba era yo, El Dragón. Blogger da problemas y no deja comentar con la ID de Google. Misterios de los duendes informáticos...

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  5. Yo no. Yo quería ser ladrón o veterinario.
    Nunca usé una máquina de escribir, porque empecé tarde. He pasado por varios ordenadores y, como tú, me acostumbro a un teclado americano, aunque a veces me vuelvo loco buscando los interrogantes. Mis cuadernos de notas han dado paso al móvil. Y me compré en Holanda una Triumph antigua, que me da un carisma estupendo.
    Abrazo
    Gabriel

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  6. Yo aprendí a escribir rápido con un teclado, incluso sin necesidad de mirarlo, usando Messenger. La necesidad de escribir deprisa para avivar las conversaciones con las chicas que me gustaban me acabó enseñando mejor que otra cosa, jeje. Así que te lo recomiendo.

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  7. Hola, Acuática:

    Me gustó mucho el relato, es tierno. Yo estoy preguntándome estos días qué quería ser de chica. Actualmente tengo también como vos muchas ideas en la cabeza y me cuesta decidirme. Pero la escritura es algo que me acompaña desde que tengo uso de razón y es una terapia, es una forma de pensar y transmitir el mundo, es una forma de ordenarme y, por qué no, una especie de espejo. Hace poco abrí por fin un blog (después de mucho pájaro carpintero tratando de convencerme) y la idea es perfeccionarme y hacerme un hábito a través de la publicación. Me interesan los microrrelatos y tengo publicado uno que me gusta mucho (soy como una abuela de mis relatos porque suelen gustarme). Así que te dejo la página para que la chusmees y para que aportes comentarios/críticas que siempre vienen bien cuando son bien intencionadas: elmundodecostado.wordpress.com

    Te felicito por el blog y me gusta la idea de ilustrar los relatos.

    Saludos!!

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