Hoy vengo a hablaros de una de esas cosas que hice hace meses y que por falta de tiempo no pude comentar por aquí (una de esas cosas que me dejé en el tintero). Mi última entrada (no sé si alguien me seguirá leyendo después de haber confesado que leí las sombras de Grey) me recordó que no os he contado que allá por febrero realicé un mini curso de microliteratura erótica en Escuela de Fantasía.
Tenía muchas ganas de hacer un curso sobre literatura erótica, porque es el género que sin duda encuentro más complicado de escribir. Es dificilísimo escribir una escena sobre sexo (por lo menos para mí) porque considero que este tipo de escenas deben ser... digamos elegantes. Ser soez no mola y palabras como tetas, coño o polla, pueden sacar demasiado de contexto y producir rechazo en el lector (todo depende del tipo de texto, claro). Lo que pasa es que muchas veces buscar sinónimos o palabras políticamente correctas no es tarea sencilla y llega un momento en el que no tienes nada claro si lo que estás escribiendo excitaría siquiera al más pajillero de los adolescentes. Total, que cuando vi el curso de Escuela de Fantasía decidí apuntarme.
El curso duraba una semana, era online y el precio era demasiado atractivo: 10€. Me apunté enseguida aunque la carga de trabajo de aquella época, junto con el máster y otros asuntillos que tenía me impidió disfrutarlo como me hubiese gustado. Me dio tiempo a escribir los cuatro ejercicios de los que se componía el curso de milagro pero apenas pude comentar los textos de mis compañeros y participar en el foro como me hubiese gustado. De todos modos le perdí el miedo a escribir erótico y durante esa semana anduve un pelín salidilla; el hecho de buscar ideas para los relatos me obligó a "sexualizar" mi entorno...¡hasta las lavadoras me parecían excitantes!
En fin, mis ejercicios no resultaron gran cosa y el texto del que más orgullosa estoy, fue calificado por mis compañeros y profesores como no erótico... Y tenían razón, porque abusar de la metáfora no es bueno. No obstante, sea o no erótico, a mí me gustó mi texto. Ahora lo posteo en otra entrada para que podáis criticarlo.
Lo dicho, que estos mini cursos en formato de microrrelato merecen bastante la pena. Se aprende, uno se divierte y lo más importante, se escribe. Yo los recomiendo, siempre y cuando les podáis dedicar algo de tiempo.
¡Hasta pronto Cuentistas!
Pues me encanta que te gustara y, sobre todo, que te sirviera para romper el dique y si encima te tuvo contenta toda la semana... :P
ResponderEliminarPara mí como profe hay momentos muy comprometidos; como cuando toca comentar un relato que me acaba de dar ganas de dejarlo todo, ir a por a mi marido y disfrutar de la vida :D.
Yo que participé en el mismo me pasó un poco igual, una semana más allí que aquí. Es verdad que después no he vuelto a escribir erótico, pero creo que eso se va quedando grabado. Ahora a ver si me apunto con el de terror que en mi caso es lo que más difícil me parece.
ResponderEliminarUn abrazo