Como muchos ya sabréis soy una fanática de los cuentos clásicos. Me encantan las recopilaciones de los hermanos Grimm, Perrault o Giambattista Basille. Desde bien pequeña me aprovisioné de libros y de cassetes de cuentos y los repetía una y mil veces. ¿Teníais también vosotros alguno de los volúmenes de "Un cuento para cada día"? Eran bien gordotes, con montones de dibujos y 365 historias cortas, que a veces se continuaban y a veces no, para leer todos los días. Además, siempre me han gustado las antologías de cuentos populares, así que al final he leído/escuchado montones de versiones de los mismos cuentos. Por eso no suelo extrañarme cuando leo las versiones más antiguas de las historias clásicas, porque ya me suenan.
Considero que los seres humanos somos consumidores innatos de historias: nos gusta escucharlas y transmitirlas y por eso estoy convencida de que a vosotr@s os fascinan tanto como a mí. Aquí van tres que tienen un significado especial para mí, pero como siempre, podría enumerar decenas de cuentos alternativos...
La sirenita de Andersen
Éste es quizá el cuento que más me gusta de todos. Eso sí, llegué a apreciarlo más con los años porque de pequeña el cuento original no me hacía mucho tilín, aunque adoraba la película de dibujos animados (sigue siendo mi peli favorita de Disney, seguida de cerca por "La bella y la bestia"). Supongo que gran parte del encanto de esta historia es la elección del personaje: una sirena. Me encanta la mitología y sin duda las sirenas son mis seres mitológicos preferidos. Me parece genial el conflicto que plantea Andersen: una sirena muda que trata de ganarse el amor de un príncipe que se ha enamorado de su voz. Por supuesto tiene un final trágico, en el que el objeto de deseo de la sirena termina largándose con otra. En la versión original la sirenita terminaba convirtiéndose en una sílfide pero a mí me gustó más otra que leí/escuché en la que se convertía en espuma de mar.
Los siete cabritillos de los Hermanos Grimm
Me encanta esta historia porque mi tía Juani me la contaba siempre que coincidíamos en casa de mi abuela, para que no protestara tanto cuando llegaba la hora de dormir la siesta. Yo alargaba el cuento todo lo que podía y mi tía, ponía mucho entusiasmo en la interpretación, así que le pedía que me lo contara una y otra vez...¡no me cansaba nunca de escucharlo! "Mira que nuestra mamá tiene la patita blaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanca, blaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanca y tú la tienes neeeeeeeeeeeeeeeeeeeeegra, neeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeegra"". Jejeje. Jo, ahora me apetece que me lo vuelva a contar...
El soldadito de plomo de Andersen
Este cuento me descolocaba totalmente de pequeña porque no entendía como una bailarina tan guapa podía querer a un soldado tan feucho (me dejaba guiar mucho por los dibujos). El final me producía sentimientos encontrados porque me gustaba que los protagonistas se quisieran tanto pero no entendía porque tenían que acabar muriendo en la chimenea. ¡Qué injusto! Todavía no entiendo por qué me atrae tanto esta historia. Puede que sea por la cantidad de cosas que le pasaban al soldadito o quizá por el reencuentro con su amada, lo que corrobora mi teoría sobre el destino. ¡Soy una romántica!
Os dejo a continuación un corto animado con una versión más edulcorada de los hechos (es de Disney, así que ya sabéis a qué ateneros...):
Y ahora, como siempre, me gustaría conocer cuál/cuáles son esos cuentos clásicos de los que guardáis mejor recuerdo...
¡Hasta mañana Cuentistas!
¡Regálame un comentario!
Publicar un comentario