He aquí la primera tanda de microrrelatos de los participantes de la segunda edición NMVCH, para que también vosotros podáis disfrutar de los textos que recibí. Habrá varias tandas y los cuentos serán publicados por orden de recepción, con pseudónimo si lo tuvieran. Los únicos que no aparecerán por aquí son los que sus autores me pidieron que no publicase en caso de no resultar ganadores.
Sin más preámbulos, aquí van las diez primeras historias:
Juegos infantiles - Peter Pan
Podría decirse que vivimos nuestra infancia en la plaza del pueblo, donde el tiempo no existía, nuestro juego era inagotable, incansable, interminable… Pero yo sabía que cuando alguien proponía el pilla pilla debía inventar una de mis fabulosas excusas para irme inmediatamente porque hasta Iván con su muleta era capaz de atraparme tan fácilmente cual halcón a su presa.
Mentiras contra mentiras - Luisa Hurtado
La mujer, limpiando la casa, descubrió que su marido había dejado no pocas mentiras debajo de la alfombra del comedor.
“Ayer no estaban aquí, me habría dado cuenta”, pensó.
Había una tarjeta de crédito de la que no sabía nada, un par de fines de semana de trabajo falsos, la factura de un hotel, algunos correos electrónicos subidos de tono, varios meses de citas a escondidas y un adiós.
Con lágrimas en los ojos, barrió todo aquello y lo tiró; después, sacó las mentiras que tenía guardadas desde hacía algunos años, las desmaquilló y las metió en el armario empotrado de la entrada, así se le caerían encima cuando regresase a casa y quisiera guardar dentro de él el maletín.
Mirada penetrante - Miguel Andrés Castaño
“¿Por qué me mira así?”, me pregunto.
Observo mi chaqueta en busca de manchas y no encuentro ninguna.
“Quizás sea algo que tengo en la cara”, me digo interiormente. Toqueteo todas mis facciones para llegar a la conclusión de que están limpias.
Pero él sigue clavando sus ojos en mi alma. Voy al servicio del restaurante para observarme en el espejo, que tiene una viruela escandalosa en su azogue. Yo, sin embargo, estoy impecable, ni un solo defecto.
Tras diez minutos observándome en el cristal, me rindo y vuelvo a mi mesa, agobiado porque sé que una mirada taladradora como esa debe tener alguna causa.
Cuando me siento, él está saliendo, golpeando el suelo con su bastón blanco.
Gernika - Mikelportu
26 de abril de 1937. Se oyen gritos: “¡Aviones!”. Todo el mundo sabe que quien grita es un niño travieso al que ya nadie le cree porque siempre está mintiendo. De repente aquello es un infierno. Las bombas matan a cientos de hombres, mujeres, niños y ancianos. Las bombas no tienen ojos pero quienes mandan tirarlas sí.
Al día siguiente los nacionales dicen que han sido los rojos para crear mártires. Pero nadie en la comarca les cree. Saben que es imposible, que es una gran mentira. Que el rojo tiñe los campos para alimentar la guerra y satisfacer a quienes quieren hacerse con el poder aún a costa de matar a gente inocente.
Hoy se sabe la verdad.
A favor del viento - Sucede
El viento cálido del sur sopla con fuerza en dirección norte. El velamen se hincha y empuja el cascarón metálico del velero sobre las saladas olas de un enfurecido mar. El falso título de patrón le permitió acceder a un barco del que ni siquiera sabe plegar las velas. Ajena al peligro, ella exhibe su voluptuosidad al sol mientras se alejan de la ya inalcanzable costa; y él aún no se ha dado cuenta de que disfrutar de esas curvilíneas vistas no merece dos vidas.
Piedad Mentirosa - Skylark
-Todo irá bien, todo saldrá bien.
Su voz retumbaba en los serrados dientes del desfiladero, mientras el ejército se reunía a sus pies. Era el general. Él les guiaría a la batalla. Allí estaban ellos, aguardando su momento. El barco llegaría pronto para llevarles al lugar de la batalla. Le escuchaban, los ejércitos predestinados por el tiempo.
-Saldremos victoriosos. Ganaremos.
Aunque sabía que no era así. Que se dirigían al desastre. Que serían aplastados. Al fin y al cabo, aquello era el Ragnarok, allí acababa el mundo.
Pero Loki Laufeyson era el Dios de la Mentira, y no pensaba cambiar allí, en el último momento del tiempo.
La faja - Patricia Nasello
Escucha el informe médico, sostiene su mano y, si está despierto, miente:
—Pronto regresas a casa.
Deja una faja limpia que la enfermera usará para sostener el vientre recién operado y se lleva la sucia, la misma que luego, en su casa, hoy enjabona y refriega con especial dedicación puesto que hoy, reuniendo fuerzas a pesar del mal que lo consume, él ha contestado “gracias” a su mentira.
—Bastante generoso es mi comportamiento cuando hace años que estamos separados —razona en voz alta.
Si alguien preguntara a los hijos, responderían que no fue su padre quien decidió que debía marcharse.
Junto con el agua de enjuague la sangre de él corre por las manos de ella.
Sin título - Millz M
Aquella mujer, ubicada frente al gran ventanal del lobby del hotel, miraba, indiferente, las palmeras y la gran piscina de aguas termales. Un vaso alto de Fernet con bebida cola, la acompañaba. De vez en cuando miraba su reloj, algo nerviosa. Pronto llamarían a cenar, pensó, y sin embargo ella no tenía apetito, en cambio un nudo emocional, que recordaba historias repetidas, cerraba su estómago. El sol de la tarde se había perdido tras nubes negras y encrespadas. Quedó sola. Los que estaban próximos a ella, marcharon al comedor. Pronto, optó por retirarse a su habitación para desplomarse sobre la confortable cama matrimonial. Consultó por última vez la hora. Una lágrima, la convenció: Otra vez, él le había mentido.
Mentiras en el camino - Salvador Robles
Aunque el camino estaba sembrado de mentiras, el hombre siguió adelante. Las mentiras le conducirían a su lugar de destino: la verdad de la literatura.
Desaparecidos - Isabel Ali
Nos cubrieron con sábanas de mentiras. Desaparecimos entre los desaparecidos, nos regalaron todas las culpas, nos vendieron por muertos entre los muertos y no podíamos gritar que estábamos vivos.
Al final, nos quemaron con las mentiras y todo, como a una bruja medieval, como a un cuco. Nadie sabe dónde estamos. Tampoco nosotros lo sabemos. Pero algo quedó... algo quedó en pie... medio vivo... en triángulos blancos que algunas mujeres se ponen sobre la cabeza para ir a la Plaza... pañuelos... pequeñas sábanas de verdades que gritan que existimos y teníamos una historia que pudo haber tenido otro final.
¡Mañana, a la misma hora, las diez siguientes!
:)
Gracias por tomarte el increíble trabajo de publicarnos a todos Acuática. Aplaudo y agradezco tu generosidad. Un beso grande
ResponderEliminarVaya curro,Acuática, eres incansable???
ResponderEliminarTe mereces unas buenas vacaciones y espero que estén a la vuelta de la esquina.
un beso
Hay micros de mucha calidad en esta pasada. ¡Cuánto arte!
ResponderEliminarFelicitaciones a todos y en especial a Acuática por su labor.
Me adhiero a los comentarios anteriores. Mucha calidad, y mucho trabajo.
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