Muchos de vosotros sabéis que con siete años decidí que quería ser escritora, así que les pedí a mis padres por navidad una máquina de escribir. Afortunadamente me la regalaron y yo me sentí como la nueva Roald Dahl; para mí, el simple hecho de tener este aparato ya me convertía en una escritora de éxito. Por fin podría escribir libros en los que pasara lo que a mí me gustara y por tanto lo que, a mi entender, gustaba a todos los niños de mi edad.
Sin embargo, aunque me encantaba mi máquina de escribir, me desesperaba escribir en ella porque lo hacía muy despacio (tan sólo utilizaba los dedos índices). Ante esta situación, mi madre me "obligó" a escribir con todos los dedos, por lo que el verano siguiente empecé con la mecanografía y repetí tantas veces "a-s-d-f-g-espacio, ñ-l-k-j-h-espacio" que pensé que mi máquina no servía para más que para teclear esa secuencia.
Por si mi poca destreza con los dedos fuese poco, si me equivocaba en alguna palabra repetía el folio entero (siempre he sido muy perfeccionista y poco eficiente...), lo que me llevaba a abandonar cualquier historia que empezaba a las pocas líneas. Si a esto sumamos que cada día se me ocurrían veinte cuentos distintos no es de extrañar que a los pocos años renunciara a mi máquina en favor de los ordenadores. Este cambio tampoco solucionó mucho mi problema, pues las historias acudían a mí en tropel, y nunca podía seguir el ritmo plasmándolas todas a la misma velocidad en la pantalla.
Sea como fuere, que empiezo a enrollarme, hoy quería presentaros mis "herramientas de trabajo" a la hora de escribir, tanto las antiguas, como las más nuevas. He desempolvado mi Olivetti y mi última adquisición (un pequeño netbook) y los he fotografiado como a grandes modelos (he de reconocer que las fotos más profesionales son las que me ha hecho mi padre):
Bueno, pues con siete años, escribía a mano y en mi flamante máquina de escribir (estoy muy orgullosa de ella, por eso os la quería mostrar), que sigue funcionando a día de hoy (¡qué bonita es!):
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Escribiendo en una hoja... |
Cuando retomé hace un par de años la escritura, me hice con una Moleskine, que llevo siempre encima para anotar todo lo que se me ocurra que pueda desembocar en una historia. Pese a las nuevas tecnologías, me encanta escribir en papel, porque así veo la evolución del cuento. Me encanta tachar, subrayar, hacer líneas, corregir con colores... Me encanta, aunque en breve necesitaré una nueva) y si se me perdiese me daría un ataque (literalemente).
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Moleskine "tuneada" (sí, considero tunning poner una pegatina) |
Después de varios ordenadores y aprovechando un viaje de mi hermana a USA, este verano me decidí a comprar un pequeño y ligero netbook para escribir en cualquier sitio. No siempre lo llevo encima, pero es muy cómodo cuando quiero escribir en sitios que no sea en mi habitación (escribir al aire libre es absolutamente genial). Para mí los ordenadores son como el Photoshop de los cuentos. Escribo primero una versión en papel y luego los corrijo y los retoco en el mundo virtual. Lo malo de haberlo comprado en las Américas es que no tengo "ñ" ni tildes, aunque como ya se me da bien escribir con todos los dedos y sin tener que mirar las teclas, cambiando la configuración del teclado al español soluciono el problema (la ventaja es que me salió baratísimo y no se calienta mucho si llevo varias horas con él sobre las rodillas).
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En la esquina superior izquierda tiene la pegatina que me regaló una pequeña hada |
Y aquí, ambas máquinas junticas...
Por último, una reflexión. Con siete años decidí lo que quería ser de mayor, cosa que no tuve nada clara según fui creciendo. Ahora, tengo clarísimo de nuevo a lo que quiero dedicarme y me parece curioso como se cierra el círculo. Olvidamos cosas que sabemos con certeza a muy temprana edad, lo cual me da qué pensar, porque siempre tendemos a creer que la opinión de un niño es menos válida que la de un adulto...
¿Y vosotros? ¿Me enseñáis cuáles son vuestras herramientas de escritura?